
1% probabilidad 99% de fé
En las casas de apuestas, la probabilidad de que el Leicester City ganara la Premier League en la temporada 2015-2016 era de 5000 a 1. Era más probable que encontraran a Elvis Presley vivo o que el monstruo del Lago Ness apareciera en Londres. Sin embargo, el fútbol tiene una forma maravillosa de destruir la lógica.
Un equipo de descartes
El equipo estaba formado por jugadores que otros clubes no querían o no conocían. Jamie Vardy había estado jugando en ligas amateurs mientras trabajaba en una fábrica hacía pocos años; Riyad Mahrez llegó desde la segunda división francesa por una cifra irrisoria; y N’Golo Kanté era un desconocido mediocentro incansable. Todos dirigidos por Claudio Ranieri, un técnico veterano que muchos consideraban ya en el declive de su carrera.
La temporada perfecta
Lo que parecía una buena racha inicial se convirtió en una marcha triunfal. Los gigantes (Manchester City, Chelsea, Arsenal, United) colapsaron, mientras los «Foxes» ganaban partido tras partido con un fútbol directo, contragolpes letales y una defensa corazón.
El Leicester City no solo ganó la liga más rica y competitiva del mundo; lo hizo con una ventaja de 10 puntos. Fue la mayor hazaña deportiva del siglo XXI en Europa, un recordatorio de que, a veces, el dinero no puede comprar la química de un vestuario unido.

