
El fútbol sin aficionados es solo 22 personas corriendo en un parque. Es el ruido, el color y la pasión lo que convierte un partido en un evento inolvidable. En Europa, existen estadios que trascienden la arquitectura para convertirse en lugares de peregrinación. Aquí repasamos tres de los más míticos.
Anfield (Liverpool, Inglaterra)
No se puede hablar de atmósfera sin mencionar el «You’ll Never Walk Alone». Antes del pitido inicial, 54.000 gargantas cantan al unísono en una demostración de fidelidad que pone la piel de gallina incluso a los rivales. Las noches europeas en Anfield tienen una mística especial; dicen que el estadio «absorbe» el balón hacia la portería rival en la grada de The Kop.


Signal Iduna Park (Dortmund, Alemania)
El hogar del Borussia Dortmund alberga la tribuna de pie más grande de Europa: la Südtribüne, conocida mundialmente como el Muro Amarillo. Casi 25.000 aficionados se apilan en este fondo creando un mosaico visual y sonoro intimidante. Es el corazón latente de la Bundesliga.


San Siro / Giuseppe Meazza (Milán, Italia)
Una joya brutalista que comparten dos enemigos íntimos: AC Milan e Inter. Sus rampas helicoidales y su techo característico lo hacen único. Cuando se juega el Derby della Madonnina, el estadio tiembla literalmente. Es la ópera del fútbol italiano, un lugar donde la elegancia y la pasión se dan la mano.


